Enrique
M. Rovirosa
Han pasado poco más de diez años
desde aquél fatídico “error
de diciembre” y si bien es cierto que
las condiciones del país hoy día
reflejan una mejoría sustancial en el
plano macroeconómico también lo
es que, aun si las cosas se mantienen para bien
en los próximos años, los mexicanos
ya fuimos condenados a pagar por varias generaciones
las consecuencias de esos graves desaciertos.
Los compromisos del débito público
producto de aquellos acontecimientos, aunado
a las malas decisiones sobre el manejo de las
finanzas públicas que se dieron en lo
sucesivo, se traducen en que cada año
no sólo se dejen de construir obras de
infraestructura social básicas como son
escuelas, hospitales y carreteras, sino que
la calidad de los servicios existentes se vea
sometida a un constante desgaste.
¿A cuanto asciende exactamente la cifra
de lo que debemos los mexicanos?
De acuerdo a cifras preliminares de la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público,
al cierre del 2004 el monto de la Deuda Pública
Neta, medida en términos tradicionales,
ascendía a 1 billón 918.2 mil
millones de pesos. De ésta, 1 billón
29 mil millones de pesos correspondía
a la deuda Interna mientras que la externa alcanzaba
78 mil 852 millones de dólares (888 mil
255 millones de pesos).
Las cifras anteriores significaron un pasivo
público neto equivalente al 23.9 por
ciento del PIB generado en 2004. Si se considera
una cifra poblacional de 104 millones, esto
significa que cada mexicano debía 18,444
pesos o el equivalente a 1,637 dólares.
Es necesario destacar que la cifra anterior
no representa el adeudo público total
pues, como se aclara, el monto sólo corresponde
a la deuda medida en “términos
tradicionales”. Y ¿Qué significa
en términos tradicionales? Implica que
la deuda interna considera únicamente
los compromisos contraídos por el gobierno
federal en tanto que, la deuda externa incluye
además los adquiridos por las entidades
públicas financieras y no financieras.
De acuerdo a aclaraciones metodológicas
de la propia Secretaría de Hacienda y
Crédito Público: “La
medición de la deuda pública tradicional
no refleja la verdadera posición de la
deuda del sector público, como resultado
de los distintos ordenamientos jurídicos,
por el registro de algunas operaciones que se
ha realizado con un enfoque contable en lugar
de económico y porque la cobertura actual
no considera todas las actividades del sector
público.”
Reconoce la propia dependencia que deben incorporarse
en la medición de la deuda todas aquellas
obligaciones que se derivan de la función
pública e inclusive “las actividades
desarrolladas por el sector privado por cuenta
y orden del sector público”.
En otras palabras, deben incorporarse los requerimientos
financieros del IPAB, FARAC y Pidiregas, entre
otros, para así llegar al verdadero monto
de la deuda pública.
Tomando en consideración estas premisas,
la institución encargada de las finanzas
públicas nacionales genera lo que se
conoce como el saldo histórico de los
“Requerimientos Financieros del Sector
Público”. Conforme a éste,
a diciembre de 2004, la deuda pública
ascendía a 3 billones 157 mil 420 millones
de pesos. Representó el 39.4 por ciento
del PIB del mismo año e implica que cada
mexicano debía 30,360 pesos o el equivalente
a 2,695 dólares.
Por otra parte, hay que destacar que el pasivo
del año pasado tuvo un incremento de
36 por ciento con relación al que se
tenía en el año 2000 y que dicho
monto, colocó al país como el
más endeudado de América Latina,
por arriba de Brasil cuya deuda ascendió
a poco más de 236 mil millones de dólares.
Si bien los criterios descritos para medir la
deuda pública resultan mejores que el
método tradicional, no son del todo correctos
pues no contabilizan todas las obligaciones
y compromisos futuros como son las derivadas
de los sistemas de pensiones y jubilaciones
del ISSSTE, IMSS, PEMEX y CFE, entre otras.
Adicionalmente, tampoco consideran los adeudos
de las administraciones estatales y municipales
o de sus organismos descentralizados y empresas
paraestatales.
El no contar con criterios claros y concisos
sobre cómo medir la deuda pública
lleva al absurdo de que no se sepa a ciencia
cierta a cuanto asciende. Así, algunos
investigadores estiman que ésta alcanza
el equivalente al 80 por ciento del valor del
PIB mientras que otros calculan una cifra superior
al 140 por ciento.
La incógnita sobre el verdadero monto
de la deuda pública nos lleva a especular
que cada mexicano es corresponsable de contribuir
para el pago de al menos 30 mil y hasta 110
mil pesos anuales. Y si bien esto es para provocarle
escalofríos a cualquiera, lo más
sobresaliente no está en la cifra del
adeudo sino en aquellas decisiones que se toman
de manera equivocada, ante la ausencia de un
conocimiento real sobre los compromisos existentes.
Todos los analistas coinciden en que la deuda
pública tarde que temprano va a ocasionar
serios trastornos a la estabilidad económica
del país pues, llegará el momento
en que no podrá darse cumplimiento a
los requerimientos del servicio a la misma.
De ahí la gran preocupación por
que se lleven a cabo cuanto antes, cambios profundos
a los organismos responsables de la seguridad
social, entre muchos más.
Pero hay que insistir en que la solución
de cualquier problema tiene que fincarse en
la comprensión plena del mismo. Y para
ello, es necesario que el Estado se deje de
rodeos y proporcione la información necesaria
que permita conocer el monto y estructura real
de los compromisos a futuro.
Viernes 22
de abril de 2005. |