Enrique
M. Rovirosa
La semana pasada, el valor de la moneda norteamericana
cayó a su nivel más bajo en un
mes frente a las de la Unión Europea
y Japón. El viernes, en Nueva York, el
dólar llegó a cotizarse a 1.3768
unidades por euro y a 113.41 por yen. Y por
si esto fuera poco, se reportó que el
índice que compara el dólar contra
las seis divisas más importantes del
mundo, se desplomó a su mínimo
en 15 años.
La tendencia a la baja del dólar frente
a otras divisas no es nueva. Viene registrándose
desde hace algunos años y de manera más
pronunciada en últimas fechas, lo que
ha contribuido al nerviosismo de muchos inversionistas
que consideran que puede ser una señal
más de que la economía norteamericana
está por entrar en una situación
recesiva mayor.
La intervención que han venido realizando
varios bancos centrales de los principales países
del mundo, con el propósito de mitigar
los efectos adversos de la crisis de los créditos
hipotecarios, si bien ha permitido obtener una
relativa estabilidad, no ha sido suficiente
para que retorne la calma a los inversionistas.
El informe que dio a conocer hace una semana
el Departamento de Trabajo norteamericano, respecto
a que el desempleo subió a su nivel más
alto desde de enero del año pasado, aunado
al reporte del Departamento de Comercio que
mostró un aumento de los inventarios
en 0.2% en junio, fueron factores que contribuyeron
a la caída de la divisa norteamericana.
La información económica que
se divulgó hoy viernes en nada ayudó
a mitigar las pérdidas del billete verde,
pues éste continuó con su tendencia
a la baja frente al euro y otras monedas.
Es muy probable que la especulación
continué dominando al mercado de cambios
en los siguientes días, por lo que seguramente
se verán alzas y bajas pronunciadas del
dólar.
El peso mexicano, por estar atado al valor
del dólar irá de la mano en estos
vaivenes.
El próximo 18 de los corrientes, la
reserva federal se reunirá para revisar
si efectúa un cambio a las tasas de interés
interbancarias. El titular de este organismo,
Ben Bernanke, ya ha dado señales de estar
dispuesto a bajarlas si el problema de la crisis
hipotecaria llega a convertirse en un freno
para el crecimiento de la economía norteamericana.
La perspectiva que ofrece el mercado cambiario
en estos momentos, hace pensar que será
el aliciente esperado por muchos para que la
reducción de las tasas en los Estados
Unidos se lleve a cabo, es decir, para que se
reduzcan en un cuarto de punto y pasen de 5.25
a 5.0 por ciento. De no hacerse, podría
darse el caso que el dólar rebase los
1.40 por euro antes de lo previsto (fines de
año).
En virtud de la turbulencia financiera, muchos
quisieran que el dólar tuviera de nuevo
la estabilidad que lo caracterizó durante
muchos años. Hay que señalar,
no obstante, que en este mundo globalizado ya
nada es seguro y todos tienen que ajustarse
a los movimientos de quienes manejan el poder
económico: los inversionistas. Y que
éstos actúan conforme a sus intereses
y no del capricho de los políticos, incluyendo
a los de Estados Unidos.
Era de esperarse que el debilitamiento que
trajeron consigo los créditos de alto
riesgo al mercado hipotecario se trasladara
a otros mercados. El cambiario no podía
ser la excepción. Mientras éste
mantenga un comportamiento errático,
puede tomarse como señal de que la crisis
hipotecaria no ha pasado y, por ende, que el
riesgo de la recesión persiste.
Viernes,
14 de septiembre de 2007. |