|   Enrique 
M. Rovirosa 
 El accidente que sufrió un autobús en La Rumorosa en la carretera 
entre Tecate y Mexicali el pasado 2 de enero, con un saldo de 14 muertos y 21 
heridos, puso nuevamente los reflectores sobre las condiciones de abuso a que 
son sometidos los jornaleros agrícolas en nuestro país. En esta 
ocasión se trató de personas que trabajaban en San Quintín, 
lugar que ha creado fama por emplear jornaleros -en su mayoría oaxaqueños 
de origen mixteco y zapoteco- en condiciones que violan la Ley Federal del Trabajo 
y con el aparente aval de las autoridades. 
 Por años, los contratistas han transportado familias enteras desde 
sus comunidades en Oaxaca y otros puntos del país a los campos agrícolas 
de San Quintín. Se tienen reportes que los viajes, que deberían 
tener una duración de tres días, se prolongan al doble por las malas 
condiciones de los autobuses. 
 De acuerdo a denuncias de diversas organizaciones defensoras de los Derechos 
Humanos, los labradores son sometidos a jornadas de trabajo de 10 horas o más 
aunque sólo se les pagan ocho, sufren hacinamiento en los galerones donde 
se les hospeda y los servicios médicos –cuando se los proporcionan- 
dejan mucho que desear.  
 Y lo más grave, agregan, es el empleo de infantes. 
 En el estudio “Trabajo infantil y migración en el Valle de 
San Quintín”, realizado por Mercedes Gema López Limón, 
investigadora de la Universidad Autónoma de Baja California, se estima 
que en la época más demandante de mano de obra llegan a esta localidad 
alrededor de 40 mil jornaleros de distintos puntos del país. De este total, 
40% son mujeres y 33% son menores de 15 años. 
 Las autoridades laborales tanto federales como estatales niegan que las imputaciones 
anteriores sean ciertas. 
 El Secretario del Trabajo y Previsión Social del Gobierno del Estado, 
Renato Sandoval Franco, a raíz del accidente en La Rumorosa, negó 
el maltrato a los jornaleros y afimó: “A mí me consta 
que es un mito y desinformación que los jornaleros en San Quintín 
se encuentran en condiciones laborales malas”. Y añadió 
que la Dirección del Servicio Estatal del Empleo se esmera en conseguir 
que los trabajadores cuenten con contratos antes de venir, así como con 
un seguro de vida en el traslado. 
 Las aseveraciones del funcionario, lejos de ayudar a despejar las denuncias, 
se han tomado como contubernio con los patrones explotadores, o a un desconocimiento 
de lo que ocurre en los campos agrícolas. En opinión de Víctor 
Clark Alfaro, antropólogo y director del Centro Binacional de los Derechos 
Humanos en Tijuana, el percance en La Rumorosa debería servir para impulsar 
una investigación a fondo sobre las condiciones en que viven y trabajan 
las familias jornaleras en San Quintín. 
 Más cuando, de 12 familias que son señaladas como responsables 
de dominar la actividad agrícola en esa localidad, destacan las del secretario 
de Fomento Agropecuario del Estado, Antonio Rodríguez Hernández 
y del ex diputado federal panista Antonio Valladolid. 
 En principio, percibo muy difícil que la recomendación para 
que se haga una investigación prospere, pues además de los intereses 
económicos y políticos que existen, es un hecho que en las administraciones 
de Vicente Fox y Felipe Calderón el respeto a la Ley Federal del Trabajo 
no ha sido una prioridad. 
 Prueba de esto último es que, ante la falta de consensos en el Congreso 
para “flexibilizar” el citado ordenamiento, las autoridades 
han permitido el incremento explosivo de las contrataciones laborales vía 
la figura del “outsourcing”, sin importar que ello representa una 
bomba de tiempo para las finanzas del país y el deterioro de las condiciones 
laborales para cientos de miles de trabadores. 
 De acuerdo a José Luis de la Cruz, investigador del Departamento de 
Finanzas y Economía del Tecnológico de Monterrey, actualmente entre 
30 y 40% de los trabajadores que laboran en el sector de actividades financieras 
es contratado a través de dichas empresas, mientras que en el sector de 
servicios este porcentaje representa del 20 al 30 por ciento. Destaca que este 
tipo de contratación, al evitar el otorgamiento de prestaciones a los trabajadores 
facilita la evasión en el pago de impuestos y las aportaciones al Instituto 
Mexicano del Seguro Social (IMSS) e Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda 
de los Trabajadores (Infonavit), entre otras. 
 Estimaciones conservadoras sobre el impacto negativo que tenía el outsourcing 
en el pago de cuotas obrero-patronales para el IMSS lo ubicaban en 40 millones 
de pesos diarios. Esto, antes de la reforma a la Ley del IMSS (publicada el 10 
de julio del 2009) relativa a la contratación de servicios de terceriarización 
o externalización (outsourcing). 
 Cabe destacar que si bien las modificaciones a la Ley del IMSS pretenden resolver 
el impacto negativo que se venía dando en sus finanzas, éstas no 
resuelven el problema de pérdida de derechos que el outsourcing genera 
a los trabajadores. 
 Dentro del sector financiero, la banca está dominada por empresas extranjeras. 
Comparativamente a sus matrices, sus resultados financieros en México han 
sido extraordinarios en los últimos años. No obstante, en el periodo 
comprendido entre enero y septiembre de 2009, de los 8,690 puestos que crearon, 
4,054 (47%) fueron a través de outsourcing. 
 Resulta obvio que una cantidad importante de dichos puestos corresponden a 
actividades que no justifican su externalización. Y, por ende, que con 
dicha práctica la banca violenta la ley laboral. 
 Asi, cabe preguntar: ¿No que en México se respeta el Estado 
de Derecho?  
 Me queda claro que si los bancos pueden actuar de la manera como lo hacen 
en lo laboral, sin que el gobierno intervenga para poner orden, es poco lo que 
se puede esperar que haga tratándose de las violaciones que se cometen 
en contra de los jornaleros agrícolas. Situación lamentable, pero 
así se maneja la política laboral hoy día. 
Lunes, 18 de enero de 2010.  |