Enrique
M. Rovirosa
En medio de la vorágine surgida en torno a las iniciativas de reforma
energética y el incremento desmedido de los precios internacionales del
petróleo, poca atención ha recibido el avance acelerado que registran
los precios en México, particularmente de los alimentos, situación
que golpea mayormente a los bolsillos de los más necesitados.
En abril, la inflación anual medida a través del Índice
Nacional de Precios al Consumidor (INPC) aumentó 4.55%, contra 4.25% en
marzo; cifras y tendencia muy por arriba de la meta que se había fijado
inicialmente el Banco de México de 3.0%, más-menos un punto porcentual.
Este crecimiento, por arriba de lo previsto, obedece a los aumentos que han
registrado los precios de prácticamente todos los alimentos y materias
primas durante los primeros meses del año. En consecuencia, el banco central
se ha visto obligado a revisar al alza sus proyecciones para reubicar la inflación
para este año en un máximo de 4.5%.
Lo anterior implica ya, que el incremento de 4% a los salarios mínimos
decretado para este año se quedó corto en términos del indicador
general de precios. No obstante, hay que destacar que para quienes perciben ingresos
de hasta cuatro salarios mínimos, el efecto del progreso del INPC es mucho
más pronunciado de lo que las cifras indican.
Y es que para quienes perciben ingresos limitados es necesario analizar la
evolución de los precios de la denominada canasta básica,
misma que está integrada, primordialmente, por genéricos de alimentos
elaborados, bienes administrados y concertados y medicamentos.
Para las familias de escasos recursos, la adquisición de la canasta
básica representa alrededor del 45% de su gasto. Así que las alzas
en ésta, afectan sobremanera su calidad de vida.
En abril, dicha canasta registraba un crecimiento anualizado de 5.21%, contra
4.82% de marzo, ambas cifras muy por encima del aumento del INPC.
Comparativamente, en abril de este año contra el mismo mes del 2007,
el rubro de alimentos, bebidas y tabaco del INPC registró un crecimiento
de 7.48%. Hay que destacar, sin embargo, que ciertos productos presentaban un
aumento desproporcionado. Así, los aceites comestibles reportaron un incremento
de 43.8%, harinas de trigo 26.6%, arroz 19.2%, pasta para sopa 10.8%, jabón
para lavar 19.2%, pan dulce 12.1%, atún y sardina en lata 10.6%, pan de
caja 16.4%, tortilla de harina de trigo 14.5%, pollo entero 14.5% y electricidad
7.8%.
El panorama para los próximos meses no es halagador. Se prevé
habrá de mantenerse la tendencia al alza de los precios de alimentos como
el maíz, trigo y arroz, así como de materias primas como el petróleo,
hidrocarburos, gas y todos los derivados petroquímicos. De igual manera,
por lo que respecta a los costos de transporte lo que provocará todavía
un aumento mayor en los precios al consumidor final.
Los productores de atún en lata, por mencionar un ejemplo, han señalado
que el aumento a este producto en los últimos meses aún no refleja
del todo el incremento que han tenido sus costos de producción, específicamente
la lamina de acero que ha subido 38.0% en un año, por lo que es seguro
que éste y otros enlatados seguirán al alza.
Hasta ahora, la mayoría de los analistas internacionales coinciden en
que los precios de los energéticos continuarán en un nivel record
en todo lo que resta del año y, posiblemente, a lo largo del 2009. Esto
a su vez, hará atractivo el uso de granos básicos y otros productos
agrícolas (como la caña de azúcar), para la producción
de bioenergéticos, lo que incidirá a su vez, a mantener o elevar
más los precios de los mismos.
Algunos creen que la actividad económica se moderará durante
el segundo y tercer trimestre al resentir el impacto de la recesión en
los Estados Unidos y, con ello, que cedarán las presiones sobre la demanda
de muchos productos. No obstante, dado que muchos de los efectos inflacionarios
se derivan del movimiento que observan los mercados internacionales, la situación
no está del todo clara. Y en todo caso, aún cuando muchos productos
y servicios bajen sus precios y con ello el INPC, ello no necesariamente habrá
de reflejarse en los productos de consumo básico.
Así, en el corto y medianos plazos, todo parece indicar que los precios
de los alimentos se mantendrán al alza. Y si bien no se sabe con certeza
hasta dónde puede darse este efecto, lo que si se puede garantizar, es
que los menos favorecidos serán afectados de manera drástica.
Viernes, 16 de mayo de 2008. |