Enrique M. Rovirosa

Tal y como muchos anticipaban, la elección para Presidente de la República resultó una contienda sumamente reñida. Y si bien el Instituto Federal Electoral ya dio a conocer los resultados del conteo distrital mediante los cuales el candidato del Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón Hinojosa, resultó virtual ganador por un margen muy pequeño de las votaciones (0.58% de los votos), aún falta por ver que resultados arrojarán las impugnaciones que presente la coalición "Por el Bien de Todos" de Andrés Manuel López Obrador.

No obstante, independientemente de lo que surja de dicho proceso, hay varias cosas interesantes en torno a los resultados que se tienen hasta ahora.

Por principio de cuentas, si bien ganó el PAN, lo hizo con una reducción importante en términos de participación relativa. Mientras que en la elección del 2000 el blanquiazul obtuvo el 45.5% de la votación total, en esta ocasión logró sólo el 35.9%, una disminución de poco más del 6.6 puntos porcentuales.

Lo dividido del voto, puede interpretarse como que la mayoría de los mexicanos no está de acuerdo con el rumbo por el cual se ha llevado el país e incluso, algunos dirán, es un rechazo abierto a las políticas económicas del gobierno de Vicente Fox y, por ende, a la llamada continuidad.

A lo anterior, debe sumarse el hecho que la participación de la ciudadanía en esta elección rondó alrededor del 59%, cerca de 5 puntos por debajo de la que se logró en el año 2000.

Si el PAN no reconoce desde ahora este llamado que hizo la sociedad, le será mucho más difícil lograr los consensos que se requieren para que se supere el virtual estancamiento en que se encuentra la economía mexicana y, particularmente, en lo concerniente a la falta de generación de empleo.

En la carrera por la presidencia, el Partido de la Revolución Democrática y su coalición duplicaron la votación a su favor en comparación al 2000, desplazando con ello al Partido Revolucionario Institucional (PRI) al tercer lugar. Así, en el 2000, el PRD logró el 16.6% de la votación y este año obtuvo el 35.3%. Por su parte, el PRI descendió del 36.1% al 22.3%, lo que significó un pérdida de 13.9 puntos.

En cuanto a los resultados del Congreso, el PAN también logró el mayor porcentaje de votos para diputados. Así, obtuvo el 33.4% de los sufragios, seguido del PRD con 29% y en tercer lugar quedó el PRI, con el 28.2%. Esto significa que el PAN probablemente pase de 148 a 167 curules o más, el PRD de 97 a 145 y el PRI de 203 a 141.

Aún con los resultados favorables para el PAN, se mantendrá el equilibrio de fuerzas en el Congreso. Y si bien esto significa que continuarán las dificultades para que se aprueben las reformas estructurales que se buscan desde el gobierno de Fox, para fortuna de los mexicanos, es también claro que el Ejecutivo no podrá hacer las cosas a su capricho.

Lo positivo de esta conformación ya se vio en la relativa estabilidad que mantuvo el mercado de valores en México durante esta semana. No importó que se vivieran momentos de tensión ante lo cerrado de la contienda por la presidencia así como tampoco el anuncio anticipado de que se impugnarán los resultados. Los inversionistas saben que todo cambio de trascendencia que pretenda realizar quien despache desde Palacio Nacional, tendrá que ser resultado de consensos y, por ende, en que no habrán sorpresas.

Viernes,7 de julio de 2006.